martes, 3 de enero de 2012
Un día inesperado.
Voy paseando por la calle, me paro ante una librería al sentirme atraída por uno de los mil títulos: “Orgullo y prejuicio”. Pienso en Darsy eso me recuerda a ti y me roba una sonrisa. Me giro, te veo, ahí, de pie, mirando mi reflejo en el escaparate de enfrente. El momento había sido especial mientras duraba, el cruce de nuestros ojos fue profundo. Esos segundos de intensidad fueron como una eternidad de palabras sin pronunciar pero escuchadas de forma sobrenatural. Podía ver alegría y tristeza a la vez, esperanza y desilusión pero sobre todo amor, que era lo que menos esperaba vislumbrar en tu mirada. Te acercaste y mientras me dabas tímidamente una carta caía una lagrima por tu mejilla, diste la vuelta y te fuiste corriendo dejándome con mil preguntas dentro de mí. Me sentí extrañada y me invadió la confusión de estar triste y alegre a la vez. Me dirigí a casa pensando que todo solo era un sueño, y realmente me hubiera gustado que lo fuera porque la confusión en mi interior me ponía nerviosa y no me dejaba pensar con claridad. Caminando por la fría calle del invierno con los ojos como mares llenos de lagrimas parecía que se convirtieran en hielo, igual que mi corazón que no soportaba haberte visto triste. Al llegar a casa me encerré en mi habitación y tumbada en la cama lloré desoladamente después de leer tu carta de despedida diciendo que sin conocerme me querías pero que debías irte a vivir muy lejos. Aunque me dejabas tu nueva dirección no podía soportar la idea de tu ausencia, de salir cada día de casa sin la ilusión de verte paseando, y aunque ahora supiera que sentías lo mismo estaba triste y no podía parar de llorar. Cuando mi llanto se calmó y cesó, ahí quedó, mi cuerpo, tendido inerte en la cama de mi habitación después de una tarde de invierno llena de nuevos e inesperados sentimientos. El timbre de mi casa sonó, eras tú, pero yo ya no podía abrirte, así que tú, triste de no poder verme por ultima vez, dejaste un paquete en el buzón y te fuiste. Sí, lo era, era Orgullo y prejuicio.
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